• El Triskel. Símbolo celta por excelencia. Para los celtas el número tres era su número mágico. Este amuleto se relaciona con el ciclo solar, el principio y el fin y el apredizaje perpetuo. En la cultura celta, los druídas eran los únicos que podían portar éste objeto como símbolo de la divinidad. Como talismán era usado para curar fiebres y aliviar heridas. No hay que confundirlo con La Triketa, símbolo también celta que simboliza el poder de tres.
EL TRISKEL
El triskel: El símbolo que nos identifica ha sido objetos de muchas preguntas y experiencias, su origen proviene de la cultura celta, aún cuando lo hemos visto en lugares tan distantes como la china de los reinos
combatientes, y su diseño está lleno de misterios. Es por esto que
lo que sabemos de él queremos compartirlo.
Son tres espirales que entran y salen en el círculo representando con estos dos sentidos de giro la dualidad de las fuerzas que están en permanente interacción en la
naturaleza y por su número (el tres), el equilibrio. El número de elementos que
lo conforman es de de nueve (dos veces tres espirales y tres círculos
interiores) más el circulo exterior conforman el diez, el número perfecto. El
círculo exterior tiene la doble cualidad de representar la totalidad y al tener
inicio y fin es equivalente al uroboro, la serpiente que se muerde la
cola y que está en renovación permanente.
Como referencia y para mas antecedentes reproducimos un trozo de El Libro de los Celtas de Pedro Palao Pons:
"Trískel círculo divino
En la primera parte de este libro nos hemos referido a este elemento geométrico de poder describiendo cual era su apariencia, que además reproducimos en la ilustración correspondiente. El
trískel manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el perpetuo
aprendizaje. Dado que representa a las tres espirales en movimiento que no son
sino las tres manifestaciones de Dios, ser portador del trískel, es tanto como
ser un conductor de Dios. Los druidas, que eran los únicos que podían ostentar
el sagrado símbolo de la divinidad, eran pues pequeños dioses andantes, templos
vivientes en definitiva que albergaban y portaban sobre su pecho las tres
esencias de la divinidad. Pero el trískel no era solamente una forma de llamar
al orden o de ostentar el poder. Era una herramienta mágica, religiosa y
conductista hacia los mundos ancestrales Desde el punto de vista mágico el trískel
es un talismán y según las leyendas puede obrar la curación quitar la fiebre
aliviar heridas y, como no, ser de gran ayuda para conducir a las almas de los
difuntos ante la presencia de sus antepasados. Desde el punto de vista
espiritual el trískel servía para dar paz de espíritu y estado de ánimo a
aquellos que lo tocaban al tiempo que invocaban a sus dioses. El druida ha
esperado durante mucho tiempo para tener sobre su pecho este elemento de culto
y sabe que con la hoz, la vara, la virita, el caldero y el muérdago forma equipo de
trabajo. Desde una perspectiva adivinatoria y trascendental el triskel será la
puerta que se abre para entrar en el plano energético de los dioses. Los
druidas meditaban mirando al triskel, lo reproducían en sus claros de bosque
y lo grababan en las piedras y en las cortezas de los árboles. El trískel les
permitía entrar en estados alterados de conciencia. El giro de los brazos
rematados con esferas era el detonante capaz de lograr el desapego de lo
material alcanzando así la trascendencia. La verdad es que solo hace falta
relajarse y observar un triskel para a lograr un estadio de tranquilidad y paz
interior. Si a todo esto le añadimos la ingesta de determinadas sustancias,
seguramente alucinógenas, es muy fácil entender que los druidas viajaban al
mundo de los espíritus con sólo ver o tocar su trískel. Este capítulo nos ha
servido para entender algo mejor druidas y comprender algunas nociones sobre su
panteón dado que resulta sumamente complejo hablar de los dioses y héroes más importantes de la
mitología celta, instamos al lector que recurra al anexo de esta obra
donde hallará una guía onomástica de los principales dioses, héroes y mitos
celtas. Pese a todo lo que frecemos es una somera guía ya que resulta
materialmente imposible referirnos a las más de cuatrocientas entidades que
componen los planos etéricos celtas."
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